domingo, octubre 19, 2014

Estado y neoliberalismo en el Ecuador: algunas contradicciones no resueltas

15 de Octubre del 2014
 
¿Qué pasa si en lugar del final de la hegemonía neoliberal, la mayor presencia del Estado en la política ecuatoriana forma parte de una reconfiguración del neoliberalismo en el ámbito de la economía global?
 
POR: Lizardo Herrera
 
Es PhD  por la Universidad de Pittsburgh y tiene una maestría en estudios de la cultura en la Universidad Andina Simón Bolívar y una licenciatura en historia en la PUCE. Es profesor en Whittier College, California, Estados Unidos.
La mayor presencia del Estado que promueve Correa, a pesar del incremento del gasto social, no necesaria-mente se opone al modelo neoliberal".
 
Pablo Iglesias dirigente del nuevo partido político español, Podemos, recientemente visitó Ecuador y Bolivia para nutrirse de la experiencia de estos gobiernos de izquierda. En sus intervenciones, Iglesias realiza una brillante crítica a la socialdemocracia española, aglutinada en el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), como responsable de la inserción de España en el modelo neoliberal. Según Iglesias, el programa del PSOE a partir de los años 80 favoreció tanto el ingreso de España en la Unión Europea como la implementación de las políticas de desregulación económica que debilitaron los controles estatales y crearon las condiciones para la crisis económica que afronta España en la actualidad. De modo que, según este joven político, el fortalecimiento del Estado es el camino más apropiado para contrarrestar los efectos negativos del neoliberalismo.
 
A pesar de que comparto con la crítica al neoliberalismo como un modelo que favorece a las élites (especialmente las financieras) en detrimento de las mayorías y como el responsable directo de la crisis económica en varias regiones del globo, me gustaría abordar la siguientes preguntas: ¿qué sucede si la relación entre Estado y neoliberalismo es más compleja de lo que plantea Iglesias? ¿Qué pasa si en lugar del final de la hegemonía neoliberal, la mayor presencia del Estado en la política ecuatoriana forma parte de una reconfiguración del neoliberalismo en el ámbito de la economía global?
 
Hasta ahora la manera más efectiva para explicar lo que se conoce como las reformas neoliberales ha sido a partir de la siguiente fórmula: menor presencia del Estado, menos regulación de los mercados (en especial, los financieros); mayor presencia estatal, más regulación económica. Sin embargo, si tomamos en cuenta la historia latinoamericana, resulta que el neoliberalismo nace en el contexto de una dictadura militar en Chile (1973). Esto quiere decir que para implementar las reformas neoliberales en ese país sudamericano se necesitó de un Estado muy fuerte. Por esta razón, si aplicamos la fórmula antes mencionada tenemos que en Chile más Estado en lo político contradictoriamente desembocó en menos regulación o menos Estado en lo económico.
 
El historiador francés, Jerôme Baschet, sostiene, a diferencia de lo que plantea Iglesias, que los principales actores en la implantación del neoliberalismo fueron los Estados, los cuales se encargaron de imponer las normas capitalistas al conjunto de la sociedad. Dictaduras como la chilena, entre otras cosas, combatieron y debilitaron a las organizaciones populares, estudiantiles o sindicales. Esto significa que la concentración o centralización del poder político permitió llevar a cabo la desregulación de los mercados financieros y la privatización económica.
 
Si analizamos la política ecuatoriana actual, varios analistas coinciden con Iglesias al sostener que gracias a las políticas del gobierno de Rafael Correa, la hegemonía del neoliberalismo llegó a su fin en el país. Correa, desde este punto de vista, fortaleció el rol del Estado en la economía a partir de una fuerte inversión en infraestructura y el incremento del gasto social, desmontando así las políticas económicas o financieras de los gobiernos anteriores. Si aplicamos la formula anterior, esta vez funcionaría, pues mayor Estado significó más regulación en el Ecuador.
 
Pero si hacemos una breve historia del gobierno de Correa, podemos observar que su gobierno tiene dos etapas. En la primera, primaban los siguientes objetivos: 1) redactar una nueva Constitución para lo cual se forjó varias alianzas con sectores de la izquierda que ahora combate, 2) desarrollar una política de asistencialismo público a partir de programas sociales, servicios públicos o la construcción de infraestructura pública y 3) un mayor control del Estado en ciertas áreas estratégicas de la economía. En la segunda, en cambio, se da un giro importante en tanto el énfasis ahora está en el cambio de matriz productiva/cognitiva y la implantación de varias reformas o leyes que favorecen la concentración del poder político. Como evidencia de este giro, por nombrar unas pocas, estaría la elección como vicepresidente de Jorge Glas, cercano a grupos de ideología neoliberal, o la firma del acuerdo comercial con Europa.
 
Dicho de otro modo, estamos ante una disyuntiva en la medida en que, por un lado, está  una política asistencialista y nacionalista que rompe con los dictados de la austeridad neoliberal y que además cuenta con una popularidad muy alta; mientras que, por el otro, se encuentra un proyecto modernizador de carácter tecnocrático que dirige su mirada al capitalismo global y exige una mayor centralización del poder político.
 
Si es correcto que la prioridad del gobierno en la actualidad está el cambio de matriz productiva/cognitiva, esto trae consigo algunas consideraciones importantes. Primero, este cambio de matriz propone pasar de una economía extractivista basada en la explotación y exportación de materias primas a una basada en el conocimiento por medio de una modernización acelerada. En este sentido, las políticas asistencialistas del gobierno, especialmente, la construcción de infraestructura, se subordinan a un plan mayor: el cambio de la estructura productiva del país. Segundo, si para llevar a cabo este cambio de matriz productiva, el gobierno busca replicar el modelo de desarrollo coreano, esto torna aún más problemática la tesis del "final de la hegemonía neoliberal" en el Ecuador. Tercero, la concentración del poder político en el Ejecutivo se opone y debilita a las organizaciones populares o sociales tal como sucedió con los gobiernos dictatoriales que implementaron el neoliberalismo en América del Sur.
 
Esto quiere decir que la mayor presencia del Estado que promueve Correa a pesar del incremento del gasto social o la construcción de infraestructura, no necesariamente se opone al modelo neoliberal. ¿Cómo entender esta aparente contradicción? Baschet nos vuelve a dar una pista al sugerir que la mayor presencia estatal en ciertos gobiernos progresistas de América del Sur no necesariamente significa el desmantelamiento del modelo neoliberal, más bien puede implicar un nuevo re-equilibrio del funcionamiento del neoliberalismo. La nueva relegitimación del Estado, según este historiador, tendría que ver con la necesidad de dotar a los Estados de las herramientas necesarias para lograr tal re-equilibrio.
 
Esto quiere decir que el modelo de desarrollo del gobierno ecuatoriano se enmarca en un contexto de reconfiguración del neoliberalismo a nivel internacional en donde la modernización económica se complementa perfectamente con la centralización del poder político. En este sentido, aunque más Estado tanto en términos políticos como económicos favorece una mayor regulación de la economía en el Ecuador, este Estado no se opone al neoliberalismo debido a que, a más de neutralizar la organización social o popular, su deseo se orienta hacia un capitalismo global que sigue siendo neoliberal.
 
Si regresamos a nuestra discusión con Pablo Iglesias, a diferencia de lo que piensa el joven político, el fortalecimiento del Estado en el gobierno de Correa en lugar de ser una alternativa a la socialdemocracia neoliberal española o desmontar el neoliberalismo, guarda correspondencias importantes con ambos. El PSOE en los años 80 y  90 tenía como objetivo insertar a España en el contexto europeo a partir de varias reformas neoliberales; mientras que el gobierno de Correa en la actualidad plantea la inserción del Ecuador en la economía global a partir de una agresiva modernización económica. La reconfiguración del neoliberalismo en la economía global además nos permite comprender algunas características claves de la política ecuatoriana contemporánea y que la tesis del “final de la hegemonía neoliberal” pasa por alto: 1) el rol de China en el contexto internacional y su importancia cada vez mayor en la economía ecuatoriana, 2) el modelo coreano de desarrollo que se intenta replicar en el Ecuador y 3) las políticas neoextractivistas –minería y petróleo- que guían la acumulación de capital a través de la cual el gobierno de Correa pretende obtener los recursos para implementar su modelo de desarrollo.

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